Los cuatro mosqueteros del PSPV-PSOE



Brillan de mil luces en el mundillo de la política valenciana, ya dediqué sendos artículos a los dos gilipollas en jefe (https://fredspie.blogspot.com/2020/11/el-abogado-que-se-creia-conseller-en-cap.html y https://fredspie.blogspot.com/2020/08/jip_27.html) pero son más los que salen de esa eterna caja de sorpresas que es el PSPV.

Aunque sean más de cuatro los que hayan metido sus sucias manos en la colaboración con el secuestro de mi hijo y las sectas de su madre estudiaremos de momento más específicamente a dos energúmenos más. Y bien se sabe que los tres mosqueteros eran cuatro.

El espiritual

El glorioso exsecretario de organización de Joves Socialistes del País Valencià (JSPV) quien me tuvo a sus órdenes (si es que fuera capaz de darlas) cuando llegué de Francia. No parecía gran cosa y no pienso ni siquiera que fuera el quien decidiera echarme de liberado cuando se dieron cuenta de que no podrían contar conmigo para sus tejemanejes de mafiosillos lermistas. No me sorprendió cobrar en negro -aunque firmando recibís- práctica no del todo ausente en organizaciones galas de la época. Lo que sí me sorprendió, años mas tarde, es verle aparecer en fotos de la segunda secta en la que tengo claro que estuvo la madre de mi hijo, y junto a ella. En València, al regreso de la otra secta, la argentina del pederasta encarcelado. Ridícula, con gurúes indios de serie B, fotos de mini escenas de una suerte de Bollywood místico en apartamentos valencianos. Y es que alguien me comentó que el sujeto ese desaparecía del mapa de vez en cuando para retiros espirituales en la India. Bueno, pues se ve que las sectas chungas de inspiración budista (y no sé si de pederastas como la otra de la madre de mi hijo) son compatibles con el PSOE, el PSPV y hasta con las plataformas de Pedro Sánchez…

El abogado mediocre

Luego cual no fue mi sorpresa encontrarme, hace no demasiado, el en juzgado, con él que también había conocido en las juventudes socialistas del País Valenciano y que mi memoria catalogaba hasta entonces como el árbitro de fútbol. Juez de línea, en realidad. No sé si superó la segunda B, pero confesaba que el fútbol se la traía al pairo y que ejercía como tal por dinero. Imagino que para financiarse sus estudios de derecho y poder luego ser “abogado de oficio” de causas tan justas como la que provocó nuestro reencuentro. Y es que el que recordaba también como un payasete que podría perfectamente haber recalado en un partido de derechas se había visto asignar la defensa de la secuestradora seguidora del gurú pederasta encarcelado por ello. Ella trataba de regresar a la secta del pederasta encarcelado, con su ayuda, y la de la jueza inepta del famoso juzgado de instancia 9 (hola hola, ya nos conocemos bien ahora ;-)), y la de una fiscal que ponía abiertamente a un adolescente y a tres niñas en peligro. ¡Mi enhorabuena a la representante del ministerio público!

Él no tuvo ningún rubor en reconocer por los pasillos del juzgado que se reunía con mi hijo y su madre con tal de ayudarle a ella a manipularlo. De éste no tengo claro que siga militando en el PSPV pero sería una pena que desperdiciaran allí su talento de jurista. Con todo el tinglado a nuestras espaldas y siendo el enésimo abogado de ella, ya que son innumerables los que le dieron la espalda, su mayor argumento fue que yo me llevaba mal con mi padre y que entonces lo más seguro fuera que me llevara mal con mi hijo. Clap clap clap, merecía mucho la pena pasar los fines de semana señalando saques de meta o fueras de juego.

Finalmente conseguí preservar a mi hijo (al menos físicamente) de la secta del pederasta hasta que cumpliera los 18 años, preservando de paso a las otras tres niñas que estaban a punto de recalar en la "comunidad". Y gracias a la pandemia todavía no se han ido (aunque nunca se sabe...).

No sé qué pasa exactamente en esas juventudes socialistas del país valenciano, pero si googleas un poco, podrás encontrar fácilmente a un ex secretario general de dichas juventudes de una gran ciudad condenado por posesión de pornografía infantil o a una fiesta de congreso que degenera y donde se viola a una adolescente... Y se trata de generaciones mucho más recientes que la mía.

En conclusión

Estamos hablando ya de cuatro personas, de un juzgado y de una fiscalía a los que las sectas de pederastas les parecen un entorno adecuado para niños y niñas. Y es que como decía, la madre de mi hijo pretendía emprender el viaje de vuelta también con sus tres hijas pequeñas. Empieza a ser un poco mucho.


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