Cuando conocí a Jackie Shroff, el famosísimo actor de Bollywood

No es muy renombrado por estos lares, pero tomé enseguida conciencia de la celebridad ante la que me encontraba y con el que tendría luego el gusto de cenar. 

Y es que rara vez, por no decir nunca, había podido observar como un tipo iba agradeciendo su devoción a los que se prosternaban efusivamente ante él regalándoles caramelitos que se iba sacando del bolsillo de su pantalón. Se los entregaba a sus incondicionales una vez aquellos habían puesto al menos una rodilla al suelo. Con tanta naturalidad que llegabas a pensar que se lo tendría merecido, el hombre. En cuanto a números de pelis rodadas al año no hay duda, je. De tantas pelis que protagonizaba me enteré luego durante la cena que no conocía ni a Almodóvar ;-) Yo le habría imaginado perfectamente en una de sus películas, quizás estemos a tiempo.

Mientras tanto nos presentarían para el aperitivo, en el que los vendedores potenciales ejercíamos de invitantes, junto a mi distribuidor de Nueva-Delhi quien ya lo conocía de antes. En la cafetería del Sheraton de Mumbai, delante de cuyas puertas se le iban inclinando hasta los empleados del hotel y donde también tomé el desayuno en una mesa de al lado de la de unos INXS de vuelta tras su cambio de cantante (el otro ya no estaba, business is business ;-)). Daban un concierto en Bombay.

Yo había acudido a una feria internacional del sonido, de los amplificadores y todo eso, de los que no tenia ni pajolera idea. No porqué me faltaran ganas sino porque llevaba poco tiempo en el sector.

Luego pasar unos días en Mumbai, aunque sea -casi todo el tiempo- currando, pues guay. Sentí la envidia cuando le tendí el billete a la azafata del aeropuerto de Manises ese día del 2006.

Y Jackie Shroff tenía pensado montar una discoteca, luego varias, cabiendo la posibilidad de que su sonido fuera proporcionado por unos bafles valencianos. Todo ello mediante nuestro distribuidor local, quien seria mi anfitrión y mecenas a lo largo de esos días.

Luego nos desplazamos hacia otro lugar para cenar, dentro una especie de gran centro comercial en donde acompañar a Jackie Shroff a cenar era todo un hito y te beneficiabas de una atención. Llegamos hasta allí en coches en los que el actor nos iba enseñando los últimos juguetitos tecnológicos aparecidos y de los que era de los pocos poseedores en toda la inmensa republica asiática. El tráfico automóvil de la India ya habrá suscitado innumerables tesis universitarias y libros, no es necesario tratarlo aquí ;-) 

Fueron demasiado pocos días, pero llenos de gracia, en los que fui intentando promover como podía un material del que no sabía demasiado. Magnífico momento en el que, ante un bafle cortado en dos para que se pudieran observar bien todos los componentes electrónicos me muestro muy seguro de mí mismo al afirmar que hay tres filtros, tras lo cual el tipo al que tengo enfrente, que debía de ser ingeniero, me señala los dos únicos filtros que se ve que habían 😊.

Días en los que me pasó un poco de todo. Cobré une deuda de bastantes miles de euros para mi empresa, pero no exactamente como estaba previsto, es decir en dólares. Sino en billetes de Rupias, billetes que anteriormente habíamos pasado a recoger a su vez de un deudor de mi nuevo colega. En bolsas de plástico y desde mi ventana de copiloto del coche… Y es que el billete máximo en vigor era como de 1000 Rupias, o así, que significarían más bien poco dinero. Luego desde la misma ventana y con las bolsas entre mis pies a veces veía a tipos haciendo sus necesidades por la calle. Antes de pasar por el aeropuerto para el vuelo de regreso tendría que dispersar la multitud de billetes como podría por mi ropa y mi equipamiento, ya que superaban lo permitido en efectivo para el viaje.

Han pasado años y espero me perdonen todos los protagonistas desvelar aquello ;-) Son nimiedades.

Apenas dormí, como en eso viajes cortos a lugares lejanos en los que intento dejar el descanso para otros sitios que me son más familiares. Encima habían multitud de mercadillos y de ambiente por las noches, así que perfecto. De estos viajes de trabajo también tendré que contar algún día el que incluye la noche de hotel de Tel Aviv en la que me acosté pensando que Hillary Clinton había ganado y despertándome más tarde con Trump de presidente ;-)

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